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¡Proletarios del mundo, uníos!

 

CONTRA LA GUERRA IMPERIALISTA, INTERNACIONALISMO PROLETARIO

 

El 24 de febrero de 2022, el ejército imperialista ruso ha empezado un ataque a gran escala contra el estado ucraniano el cual ha sido armado y preparado durante años por los imperialismos europeo y estadounidense.

 

¿Qué procesos históricos determinan la situación?

El centro de gravedad del capitalismo mundial se ha ido desplazando y se desplaza hacia Asia (primero el productivo, luego el comercial y finalmente el financiero), determinando una pérdida paulatina pero inexorable del poder de los vencedores de la 2ª matanza mundial (EEUU en primer lugar).

El reparto del mundo realizado en Yalta y Potsdam en 1945 entre las potencias capitalistas vencedoras de la segunda matanza mundial hace tiempo que ya no se corresponde a las relaciones de fuerza reales entre los distintos imperialismos.

El orden mundial inaugurado con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, por los bombardeos sobre Dresde y Hamburgo, sobre las cenizas de la incineración en los frentes de guerra y en la retaguardia de decenas de millones de obreros en todo el mundo para mayor gloria del capital, ha caducado.

El desarrollo del capitalismo a todos los rincones del mundo y el volcán de la producción en Asia han sumido desde 2008 al capitalismo en una gran crisis de sobreproducción de la cual se van sucediendo los episodios. Esta crisis de sobreproducción capitalista está hundiendo la tasa de ganancia, agudizando la guerra comercial e imponiendo la necesidad de la destrucción de las fuerzas productivas como salida capitalista a la crisis.

Tanto la ruptura del reparto del mundo como la crisis de sobreproducción relativa de capitales conducen al mundo capitalista hacia la guerra imperialista; no se trata de la locura de uno u otro títere sino de la esencia de la solución capitalista a la crisis: ¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la DESTRUCCIÓN obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la CONQUISTA de nuevos mercados y la EXPLOTACIÓN más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, entonces? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas.” (Manifiesto del Partido Comunista).

 

Notas sintéticas del proceso de ruptura del reparto del mundo y de la crisis de sobreproducción

Las potencias capitalistas vencedoras de la 2ª matanza mundial (entre ellas el imperialismo ruso, falsamente denominado socialista) se repartieron Europa y el Mundo. El periodo de reconstrucción posbélica se extendió hasta la década de los ’70, en paralelo con el desarrollo y culminación de las revoluciones burguesas anticoloniales en Asia (de la que el maoísmo es una expresión más) y África que culminan con la derrota de EEUU en Vietnam en 1975. Al final de este ciclo, el primer déficit comercial de EEUU, la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods, el inicio de la caída de los tipos de interés y el incremento del endeudamiento de EEUU señalaban los primeros síntomas del declive paulatino del imperialismo de EEUU.

Desde este momento EEUU trató de ralentizar el desarrollo capitalista en Asia y África y su incorporación al mercado mundial junto a América del Sur, luchando por bloquear la interconexión y desarrollo de nuevas áreas capitalistas (golpes militares en América del Sur, derrocamiento del Sha, guerra Iraq-Irán en 1980-1988, etc.).

Pero las potencias capitalistas vencidas en la segunda matanza mundial se recuperaban más rápidamente al haber sufrido una destrucción mayor. El imperialismo alemán iniciaba los pasos de su recuperación con la CECA (1951), la CEE y la CEEA (1957), con el objetivo compartido con la burguesía francesa de que la tercera guerra mundial no se desarrollara otra vez en Europa. Con la caída del falso socialismo en Rusia (a partir de 1989) y el desmoronamiento del bloque capitalista del Este, se rompieron las cadenas que impedían la reunificación de Alemania y la recuperación imperialista de su ámbito de influencia. El otro vencido, Japón, lograba copar los 10 primeros bancos por activos en 1990 y multiplicar por 10 la robotización de su industria en relación con EEUU y Alemania.

La guerra de Iraq (1990) fue la respuesta de EEUU para frenar a los “vencidos” que amenazaban con destronarle. Con la imposición del pago de los costes de guerra, con la contingentación de la producción japonesa, se impuso a un Japón desarmado que se cociera en la salsa de su propia sobreproducción relativa de capitales. No funcionó tan bien con Alemania que consiguió imponer el desmembramiento de Yugoslavia (1991-1999), la creación de la UE (1993) y, después de superar el ataque al Sistema Monetario Europeo en 1992, consiguió lanzar su moneda en 1999 en los mercados financieros para competir con el dólar como moneda de atesoramiento y divisa mundial.

En 2000 pincharon las “.com” y quebraron las aerolíneas en EEUU, procediendo el imperialismo norteamericano a intentar la misma receta después de los oportunos autoatentados del 11-S de 2001, con la invasión de Afganistán. El fracaso del intento de toma de control de la PDVSA en 2002 determina a la burguesía estadounidense a la invasión de Iraq (2003) para descargar la guerra en el resto de competidores y poner el petróleo a un precio que permitiera lanzar el gas del fracking y convertirse en país netamente exportador de combustibles fósiles. Pero los altos precios no beneficiaban solamente a EEUU, sino que resucitaron a la potencia imperialista rusa del descalabro sufrido en 1989.

En 2008 se inició de modo general la crisis de sobreproducción relativa de capitales que ha llevado al capitalismo mundial a presenciar la completa inversión de sus parámetros y coordenadas durante un periodo no desdeñable de tiempo (tipos de interés negativos, billones de dólares de deuda con rendimiento nominal negativo, programas de compras e inyecciones de capital, etc.).

Veinte años después de 2001, el imperialismo estadounidense no ha podido mantener sus posiciones y se retira con la cola entre las piernas de Irak y Afganistán. Mientras tanto, el imperialismo capitalista chino se expande por el mundo con la Nueva Ruta de la Seda y el imperialismo europeo – que se creía inmune – ve con alarma como es desplazado por Rusia y China en África (retirada del Sahel) e incluso de su patio trasero y área de influencia (Europa del Este y los Balcanes).

Es en este contexto que los distintos imperialismos capitalistas (EEUU, UE, China, Rusia, etc.) están tomando posiciones para esta guerra a través de los múltiples conflictos que se desarrollan en el mundo (Etiopía, Yemen, Taiwán, Bielorrusia, Kazajistán, Ucrania, etc.). Cualquiera de estos conflictos puede incendiar el enorme barril de pólvora de la multiplicada capacidad destructiva bélica acumulada e iniciar el incendio de la tercera guerra mundial.

 

La alternativa proletaria a la guerra es la revolución social anticapitalista

El papel reservado al proletariado en el guion burgués que hemos descrito y en los episodios posteriores es el de carne de cañón en el campo de explotación y en el frente de guerra, a menos que se levante contra los explotadores como clase para sí y no para el capital, que reanude la lucha de clase y se constituya en Partido Comunista Internacional.

De la primera guerra mundial y al calor de la Revolución de Octubre surgió la Internacional Comunista en 1919, órgano para la revolución internacional que declaró al proletariado mundial:

"¡Acuérdate de la guerra imperialista! Estas son las primeras palabras que la Internacional Comunista dirige a cada trabajador, cualquiera que sea su origen y su lengua. ¡Recuerda que, debido a la existencia del régimen capitalista, un puñado de imperialistas tuvo durante cuatro largos años la posibilidad de obligar a todos los trabajadores del mundo a degollarse! ¡Recuerda que la guerra burguesa sumió a Europa y al mundo entero en el hambre y la indigencia! ¡Recuerda que, sin la liquidación del capitalismo, la repetición de esas guerras criminales no sólo es posible sino inevitable! (…) La guerra imperialista confirmó una vez más la veracidad de lo que podía leerse en los estatutos de la I Internacional: la emancipación de los trabajadores no es una tarea local ni nacional sino una tarea social e internacional." (Estatutos de la Internacional Comunista, II Congreso, 1920).

Esta Internacional sufrió una grave degeneración en el curso de un breve periodo de tiempo al cometer una serie de errores tácticos (frente único político, 1921), táctico-programáticos (gobierno obrero, 1922), organizativos (la mal llamada “bolchevización”, 1924) que condujeron a la contrarrevolución estalinista (el “socialismo en un solo país” o la mentira de que en Rusia había socialismo, 1926). Estos errores destruyeron a la propia Internacional, convirtiéndola en una sucursal subordinada a las necesidades de la construcción de capitalismo en Rusia. El estalinismo no fue la causa sino el producto de estos errores y desviaciones.

Sin la superación completa y definitiva de estos errores táctico-programático-organizativos es imposible la reanudación de la línea de clase, del Partido Comunista Internacional. Sin la reapropiación del programa y de la teoría marxista es imposible una alternativa al guion macabro reconstrucción-sobreproducción-crisis-guerra-destrucción: “sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario” (Lenin, ¿Qué hacer?, 1903).

La contrarrevolución estalinista rompió la columna vertebral del proletariado mundial que sufre todavía las consecuencias de esta derrota y de la falsa asociación del socialismo con el capitalismo andrajoso que se desarrolló en Rusia y satélites o Cuba (difícilmente alguien con dos dedos de frente puede tragarse que hay socialismo en China). Ya en 1934, la Rusia estalinista había entrado en la Sociedad de las Naciones, estigmatizada por Lenin como la “cueva de los bandidos”. En 1943, en plena segunda guerra mundial, el estalinismo disolvía el cadáver de la Internacional como ofrenda para repartirse mejor Europa y el mundo con el resto de potencias imperialistas.

Y bien, en la situación actual en la que el capitalismo se ha extendido hasta el último rincón del mundo y ante la profundización de la crisis de sobreproducción actual y la agudización de los conflictos entre potencias imperialistas ¿cuál es la posición internacional de los comunistas?

Hoy como ayer, la posición militante comunista es la del derrotismo revolucionario, la transformación de la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria: “El proletariado no sólo debe oponerse a toda guerra de este tipo, sino que debe desear la derrota de 'su' gobierno en tales guerras y utilizar esa derrota para una insurrección revolucionaria, si fracasa la insurrección destinada a impedir la guerra.“ (El programa militar de la revolución proletaria, Lenin, 1916). Cualquier defensa de la propia “patria” es traicionar a la causa de la revolución: “Los obreros no tienen patria, no se les puede arrebatar lo que no poseen. (Manifiesto del Partido Comunista, 1848).

Cualquier ilusión pacifista en un capitalismo sin guerras es un estupefaciente social que entrega atado de pies y de manos al proletariado a su burguesía en el momento de la verdad: “6º (…) sin la liquidación revolucionaria del capitalismo, ningún tribunal de arbitraje internacional, ningún debate sobre la reducción de armamentos, ninguna reorganización “democrática” de la Liga de Naciones pueden preservar a la humanidad de las guerras imperialistas." (Condiciones de admisión, II Congreso de la Internacional Comunista, 1920).

“¿Se limitarán a maldecir toda guerra y todo lo militar, se limitarán a exigir el desarme? Nunca se conformarán con papel tan vergonzoso las mujeres de una clase oprimida que sea verdaderamente revolucionaria. Les dirán a sus hijos: "Pronto serás grande. Te darán un fusil. Tómalo y aprende bien a manejar las armas. Es una ciencia imprescindible para los proletarios, y no para disparar contra tus hermanos, los obreros de otros países, como sucede en la guerra actual, y como te aconsejan que lo hagas los traidores al socialismo, sino para luchar contra la burguesía de tu propio país, para poner fin a la explotación, a la miseria y a las guerras, no con buenos deseos, sino venciendo a la burguesía y desarmándola” (…) “Sólo después de haber desarmado a la burguesía podrá el proletariado, sin traicionar su misión histórica universal, convertir en chatarra toda clase de armas en general, y así lo hará indudablemente el proletariado, pero sólo entonces; de ningún modo antes.” (El programa militar de la revolución proletaria, Lenin, 1916).

Este mundo se hunde y amenaza con arrastrarnos con él, no tenemos parches o remiendos que ponerle sino una nueva sociedad por la que luchar y vivir. Y no una caricatura de ésta con los nombres cambiados (como en Rusia, Cuba, China, Venezuela, etc.) sino una sociedad verdaderamente comunista: sin trabajo asalariado, sin mercado, sin anarquía de la producción, sin Estado, ni crisis, ni guerras… en la que el libre desarrollo de cada uno será la premisa del libre desarrollo de todos (Manifiesto del Partido Comunista).

 

¡Por el internacionalismo proletario!

  • Rechazo a todo nacionalismo.
  • Rechazo a la solidaridad con la economía de la empresa y con la economía “nacional”.
  • Derrotismo revolucionario contra la propia burguesía en tiempos de guerra comercial o militar.
  • Organización conjunta e internacional de los proletarios de todas las lenguas en el Partido Comunista Internacional para la revolución comunista a escala mundial.

 

 ¡ABAJO EL CAPITALISMO CRIMINAL Y ASESINO!

            PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL – “EL COMUNISTA” – febrero 2022 – pcielcomunista.org – @pcielcomunista

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