Índice "El Comunista" nº75    

 

 

LECCIONES DE LA DERROTA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA CHINA DE 1926-1927

 

 

En estas notas recordaremos el proceso de la traición de la revolución proletaria china, sobre cuyas cenizas se desarrolló el falso socialismo chino actual, taparrabos de la potencia capitalista actual, garante de la contrarrevolución mundial.

 

Tesis sobre la cuestión nacional y colonial

En el II Congreso de la III Internacional (1920) se habían aprobado, entre otras, las Tesis sobre la cuestión nacional y colonial. En ellas se recogía la táctica que debían seguir los comunistas y sus partidos en los países en los que la revolución anti-feudal y/o anti-colonial seguía pendiente. Estas Tesis habían establecido los siguientes límites tácticos:

“11.- En lo referente a los estados y a las naciones más atrasados, donde predominan las relaciones feudales, patriarcales o patriarcal-campesinas, es preciso tener presente sobre todo: (…) e) La necesidad de luchar resueltamente contra los intentos hechos por los movimientos de liberación, que no son en realidad ni comunistas ni revolucionarios, de adoptar el color del comunismo. La Internacional Comunista debe apoyar los movimientos revolucionarios en los países coloniales y atrasados, sólo a condición que los elementos de los futuros partidos proletarios, comunistas no sólo por su nombre, se agrupen y se eduquen en todos los países atrasados en la conciencia de la misión especial que les incumbe: luchar contra los movimientos democrático-burgueses dentro de sus naciones; la Internacional Comunista debe sellar una alianza temporal con la democracia burguesa de los países coloniales y atrasados, pero no debe fusionarse con ella y tiene que mantener incondicionalmente la independencia del movimiento proletario incluso en sus formas más embrionarias. (Tesis sobre la cuestión nacional y colonial, II Congreso de la Internacional Comunista, agosto de 1920).

“9.- (…) En su primer estadio, la revolución en las colonias debe tener un programa que incluya reformas pequeñoburguesas tales como el reparto de la tierra. Pero eso no significa necesariamente que la dirección de la revolución deba ser abandonada en manos de la democracia burguesa. Por el contrario, el partido proletario debe desarrollar una propaganda poderosa y sistemática a favor de los sóviets, y organizar los sóviets de campesinos y de obreros. Esos sóviets deberán trabajar en estrecha colaboración con las repúblicas soviéticas de los países capitalistas adelantados para lograr la victoria final sobre el capitalismo en todo el mundo.” (Tesis suplementarias sobre la cuestión nacional y colonial, II Congreso de la Internacional Comunista, agosto de 1920).

Se pueden ver en el desarrollo del Partido Comunista de China (PCCh) las consecuencias nefastas de la transgresión de los límites de dicha táctica y, en particular, las consecuencias del sacrificio de la completa autonomía organizativa de la organización comunista.

 

Un Partido sacrificado nada más nacer

El 1 de julio de 1921 se había fundado en Shanghái el Partido Comunista de China, el cual debía actuar conforme a las Tesis del II Congreso. Sin embargo, ya en agosto de 1922 el enviado de la Internacional Maring impone la decisión de que los miembros del Partido Comunista de China tengan que afiliarse también al partido nacionalista burgués chino del Kuomintang, argumentando que se debía “transformar desde dentro”, imposición completamente contraria a las tesis del II Congreso.

La sumisión al Kuomintang (y posteriormente al Kuomintang de izquierda) se postuló en mayor o menor medida desde entonces por parte de la Internacional y tuvo su apogeo precisamente en las fechas inmediatamente anteriores a la gran derrota proletaria de 1926 – 1927, llegando la Internacional degenerada a nombrar al Kuomintang como partido simpatizante en el VI Ejecutivo ampliado (después de haber institucionalizado esta figura completamente anómala desde el V Congreso de 1924) y al propio Chiang Kai-shek como miembro honorífico del Presídium de la Internacional, afirmando su representante en China que “En el presente periodo, los comunistas deben hacer un trabajo de coolies para el Kuomintang”.

 

La rehabilitación del menchevismo

Martinov, antiguo economicista y luego menchevique cuyo pasado político era rehabilitado en Rusia y en la Internacional por el estalinismo sentaba cátedra (en una línea contraria a las Tesis del II Congreso): En China la iniciativa emana de la burguesía industrial y de los intelectuales burgueses y por lo tanto el Partido Comunista chino debe esforzarse en no crear obstáculos al ejército revolucionario contra los grandes señores feudales, contra los militaristas del Norte y contra el imperialismo.” (Revista de la Internacional Comunista nº5, marzo de 1927).

Así se describe la táctica deforme de PCCh en el informe presentado al VII Ejecutivo Ampliado (1926):

El peligro más grande consiste en esto: que el movimiento de las masas progrese hacia la izquierda. (…) Es extraordinariamente difícil para nosotros definir la táctica en relación con la pequeña y mediana burguesía, puesto que las huelgas de obreros que trabajen para artesanos o las huelgas de empleados no son más que conflictos en el interior mismo de la pequeña burguesía. Y dado que la una y la otra de las partes en lucha (es decir, los empresarios y los obreros) son necesarios para el frente único nacional (...) Los empleados de empresas que provean objetos de primera necesidad no deben jamás recurrir a la huelga si hay la más mínima posibilidad de llegar a concesiones por una vía pacífica. (…) Teniendo miedo del desarrollo elemental del movimiento obrero, el Partido ha consentido al arbitraje obligatorio en Cantón y luego en Hankou.”

 

La doble traición: metrópolis y periferia

Al mismo tiempo que se traicionaba la revolución china (entonces periferia del capitalismo) se traicionaba también la huelga de los mineros en Gran Bretaña (entonces metrópolis del capitalismo), que llegó a ser huelga general durante 9 días. Con esta doble traición se eliminaban trágicamente las premisas de la reanudación revolucionaria mundial al mismo tiempo que la contrarrevolución estalinista se hacía con el control de la 3ª Internacional.

Durante 1926 se produjeron en Shanghái al menos 169 huelgas en las que participaron más de 200.000 obreros. El 21 de marzo de 1927 el Sindicato General de Shanghái llama a la huelga general insurreccional. Chiang Kai-shek se acerca a Shanghái mientras reprime a los grupos obreros armados. Declara la ley marcial y empieza la represión en Shanghái. La Internacional degenerada pasa a acusar a Chiang Kai-shek de traidor y considerar al gobierno de la izquierda del Kuomintang en Wuhan como el centro de la revolución. Poco después, actuando a base de bandazos y sin un plan, la Internacional degenerada pasa a considerar que la revolución china está en su ápice y llama a realizar insurrecciones. Sin ningún tipo de condiciones ni preparación, todas fracasan.

 

Consecuencias y lecciones

En diciembre de 1927 varios grupos de trabajadores armados se insurreccionan y consiguen tomar el control de Cantón con un programa obrero (reducción de jornada, confiscación y distribución de la propiedad privada, etc.). El proletariado chino hizo una última demostración de energía revolucionaria pero toda la actuación previa del oportunismo lo había condenado a la derrota. El Kuomintang se reorganiza y reprime brutalmente a los trabajadores cantoneses. La Comuna en Cantón dura del 11 al 13 de diciembre de 1927.

“El golpe del 13 de abril de 1927 se abatió, pues, sobre un proletariado políticamente, organizativamente y militarmente desarmado contra su propio instinto de clase, y al cual se tenía no obstante el impudor de hacer entrever una posible “vía china al socialismo” en el momento preciso en que se destruían las bases mismas, internacionales y sólo internacionales, de una tal perspectiva; se abatió sobre un partido inducido a sacrificarse para reforzar al adversario de clase cediéndole hasta el secreto de la centralización organizativa y de la unicidad de dirección política – un partido suicida”. (En memoria de los militantes proletarios asesinados en Shanghái en abril de 1927 y en los meses sucesivos en toda China, Il Programma Comunista 6-7, 1977).

“China fue el banco de pruebas de los principios y de las tácticas de colaboración de clase en los movimientos nacionales y coloniales. Negación del rol autónomo y de los objetivos específicos del proletariado, alianza “anti-imperialista” con los partidos burgueses, adhesión a la teoría menchevique de la necesidad de una “etapa democrática”: estos son los principios que Moscú impuso en China y que el PCCh hizo suyos para siempre. Volviendo la espalda a las enseñanzas del Manifiesto del Partido Comunista, a las lecciones de las revoluciones de 1848 y de 1871 en Europa, así como a la línea seguida por los bolcheviques en Octubre de 1917, estas posiciones no sólo condujeron al proletariado chino a una derrota irreparable, sino que fueron trasladadas a todas las revoluciones anti-coloniales de África y Asia. Batido el proletariado, hacía falta todavía dar una respuesta a la cuestión social y un cuadro político a la acumulación de capital. Fue la urgencia de esta respuesta, la gravedad de los antagonismos que habían puesto en movimiento todas las clases de la vieja sociedad, lo que empujó a Mao a jugar el rol de “verdadero Kuomintang”. Habiendo rechazado armar a los obreros chinos, armó el campesinado pequeño burgués. Habiendo negado la conquista del poder político por el proletariado, asumió las responsabilidades de la fundación de la “democracia popular”. (Le mouvement social en Chine, Programme Communiste, números del 27 al 37 de 1964 a 1966).

 

Maoísmo significa sunyatsenismo

El partido que la línea de Mao Zedong (prácticamente ausente de la primera línea de la dirección del PCCh hasta entonces) refundó después de la derrota de Cantón, de base campesina y sin ninguna ligazón con el proletariado urbano, siguió siempre el planteamiento del nacionalismo burgués chino de Sun Yat-sen, convirtiéndose en realidad en el “verdadero Kuomintang”. Así lo reconoce el propio Mao: Nuestro punto de vista coincide perfectamente con las tesis revolucionarias del Doctor Sun Yat-sen (…) en China todos los comunistas y los simpatizantes del comunismo deben luchar por los objetivos de la fase actual; deben luchar contra la opresión extranjera y despedazar el yugo feudal, deben liberar a nuestro pueblo de la trágica suerte de país colonial, semicolonial y semi-feudal, y edificar una China de nueva democracia bajo la guía del proletariado, que se proponga, como tarea principal, la liberación de los campesinos, es decir, una China de los Tres Principios del Pueblo revolucionario del Doctor Sun Yat-sen, una China independiente, libre, democrática, unificada, rica y potente. Nosotros actuamos precisamente así.” (Sobre el gobierno de coalición, Mao Zedong, 1945).

Sin embargo, ¿Qué había dicho Lenin de Sun Yat-sen?

Sun Yat-sen (...) Demócrata chino progresista, razona literalmente como un ruso. Su semejanza con un populista ruso es tan grande, que llega a la total identidad con las principales ideas y con muchas expresiones. (…) la democracia burguesa de China se halla totalmente teñida del mismo color populista. (…) ¿A qué se reduce la “revolución económica” de que habla Sun Yat-sen con frases tan pomposas y poco claras al comienzo del artículo? Al traspaso de la renta al Estado, es decir, a la nacionalización de la tierra mediante un impuesto único (…) o, dicho de otro modo: nacionalizar la tierra. ¿Es posible dicha reforma dentro de los marcos del capitalismo? No sólo es posible, sino que representa el capitalismo más puro, más coherente, idealmente perfecto.(Democracia y Populismo en China, Lenin, 1912).

Es decir, el planteamiento del partido de Mao, en línea con el de Sun Yat-sen, no era otra cosa que la extensión de la revolución burguesa china y el desarrollo del capitalismo en China.

La naturaleza burguesa del maoísmo, como del estalinismo, ha permitido que el mismo o versiones suyas hayan sido un caparazón ideológico adecuado para una variedad de burguesías nacionalistas – algunas revolucionarias desde un punto de vista burgués, otras ni siquiera esto – en distintos sitios del mundo (China, Vietnam, Camboya, Corea, Cuba, Venezuela, etc.) donde nunca han representado una lucha por la superación del capitalismo, ni en los que no se ha instaurado nunca ni el comunismo ni el socialismo.

El falso socialismo maoísta

La política burguesa del maoísmo ha incluido siempre el mantenimiento del trabajo asalariado (explotación) y la garantía de la ganancia empresarial (acumulación de capital):

“Con el régimen de nueva democracia se adoptará una política de aseguramiento de los intereses del trabajo y del capital. Por un lado se defenderán los intereses de los obreros: se establecerá una jornada de trabajo de ocho-diez horas según las circunstancias, se proveerá en la medida adecuada de asistencia a los desocupados y de seguridad social, y se defenderán los derechos sindicales. Por otro lado se garantizarán las legítimas ganancias a las empresas estatales, privadas y cooperativas directas. De este modo tanto el sector público como el sector privado, tanto el trabajo como el capital, contribuirán juntos al desarrollo de la producción industrial.” (Sobre el gobierno de coalición, Mao Zedong, 1945).

Coherentemente con su carácter burgués, el maoísmo defenderá la pervivencia de la producción mercantil y de la ley del valor en el socialismo, es decir, el mantenimiento del capitalismo, falsificando el marxismo a conveniencia:

"La producción de mercancías no es un fenómeno aislado. Todo depende de a qué esté asociada: al capitalismo o al socialismo. Si está ligada al capitalismo entonces es producción mercantil capitalista. Si está ligada al socialismo es entonces producción mercantil socialista [sic]." (Mao, anotaciones a los problemas económicos del socialismo, 1959).

El planteamiento marxista

Contra este planteamiento del estalinismo y del maoísmo, que es el de la línea Proudhon-Bakunin-Dühring-Stalin-Mao, recordaremos en tres sencillas citas la línea del marxismo la línea de la revolución comunista para la superación de la producción mercantil:

"Es una verdad indiscutible, elemental, de la economía política, confirmada incluso por la experiencia cotidiana y la observación de la gente común que, una vez que hay intercambio, el desarrollo de la economía es desarrollo pequeño burgués, desarrollo capitalista." (Lenin, el impuesto en especie, 1921).

"la ley del valor es precisamente la ley fundamental de la producción de mercancías y también, por consecuencia, de la forma más elevada de esta producción, o sea, de la capitalista.(Anti-Dühring, F. Engels, 1878).

En el seno de una sociedad colectivista, basada en la propiedad común de los medios de producción, los productores no cambian sus productos; el trabajo invertido en los productos no se presenta aquí, tampoco, como valor de estos productos, como una cualidad material, poseída por ellos, pues aquí, por oposición a lo que sucede en la sociedad capitalista, los trabajos individuales no forman ya parte integrante del trabajo común mediante un rodeo, sino directamente.” (Crítica al programa de Gotha, K. Marx, 1875). 

 

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