Índice "El Comunista" nº75    

 

¡Proletarios del mundo, uníos!

 

CAPITALISMO ES CAOS, DERROCHE Y DESTRUCCIÓN

 

 

"El CAPITAL tiene horror a la ausencia de GANANCIA o a la ganancia demasiado pequeña, como la naturaleza tiene horror al vacío. Conforme aumenta la ganancia, el capital se envalentona. Asegúresele un 10 por 100 y acudirá adonde sea; un 20 por 100, y se sentirá ya animado; con un 50 por 100, positivamente temerario; al 100 por 100, es capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas; el 300 por 100, y no hay CRIMEN a que no se arriesgue aunque arrostre el patíbulo. Si el tumulto y las riñas suponen GANANCIA, allí estará el CAPITAL encizañándolas." (El Capital, Libro I, Cap. XXIV).


 

¿Desastres “naturales” o producto de la avaricia?

Cuando hay un INCENDIO o una INUNDACIÓN, rápidamente se califica de desastre “natural”. ¿Pero cómo puede considerarse “natural” que se construyan a sabiendas casas en terrenos inundables, que estas casas tengan auténticas ratoneras en las que es condenada a vivir y morir parte de la clase obrera, que se dejen sin limpiar los bosques porque no sale rentable, o que se incendien adrede para cobrar subvenciones, o que dejen sin arreglar puentes que se sabe a ciencia cierta que están en condiciones precarias hasta que se derrumban?

El fuego, el agua y la gravedad son fuerzas naturales, pero los motivos y consecuencias de que estas fuerzas naturales arroyen a miles de personas a la muerte son motivos y consecuencias sociales. Es el AFÁN DE GANANCIA impuesto por el proceso de ACUMULACIÓN del Capital (fuerza impersonal que se nutre de la explotación de la clase obrera) el que produce las circunstancias en las que estas fuerzas naturales causan estragos arrastrando a la muerte prematura a miles de personas:“(…) si la sociedad sume a centenares de proletarios en una situación tal que necesariamente hayan de sucumbir a la muerte prematura y antinatural, a una muerte que es tan violenta como la producida por la espada o por un proyectil; si sustrae a miles de ellos las condiciones vitales necesarias, si los coloca en una situación en la cual no pueden vivir; si mediante el vigoroso brazo de la ley los obliga a permanecer en estas condiciones hasta la llegada de la muerte, que debe ser consecuencia de dichas condiciones; si sabe sobradamente que estos millares deben caer víctimas de tales condiciones y no obstante las deja persistir, ello constituye un asesinato oculto y alevoso, un asesinato contra el cual nadie puede defenderse, que no parece un asesinato porque no se ve al asesino (…). Pero no deja de ser un asesinato.” (La situación de la Clase Obrera en Inglaterra, F. Engels).

 

Asesinatos laborales: dilapidación de vidas obreras

Y estas circunstancias no se dan sólo en la vivienda sino que se producen también en los centros de trabajo. Según el informe de la OIT cada año mueren más de 2,9 millones de trabajadores en todo el mundo por efecto de los mal llamados “accidentes” de trabajo o por enfermedades laborales.

Esto es consustancial al CAPITALISMO, su propia naturaleza conduce a este resultado: “El régimen capitalista de producción (…) da un paso más y dilapida la vida y la salud del obrero. (…) Como el obrero pasa la mayor parte de su vida en el proceso de producción, las condiciones del proceso de producción son, en gran parte, condiciones de su proceso de vida activa, sus condiciones propias de vida, (…) el agobio de trabajo, la transformación del obrero en una bestia de carga constituye un método para acelerar la propia valorización del capital, la producción de plusvalía. (…) La producción capitalista es siempre, pese a su tacañería, una dilapidadora en lo que se refiere al material humano.” (El Capital, Libro III, Cap. V).

Para encubrir este asesinato masivo, el origen laboral de todas las enfermedades que sufrimos la clase obrera a causa de las condiciones y ritmos de trabajo es negado y encubierto por los médicos mercenarios a sueldo del Capital y del Estado cuyos pluses y buena vida dependen de hacernos ir a trabajar enfermos. El sindicalismo integrado y subvencionado por su lado firma en los convenios “pluses de absentismo” para criminalizar a los compañeros enfermos y presionar a todos para no coger bajas, con el mismo objetivo de obligarnos a trabajar enfermos.

 

Por la abolición del trabajo asalariado

El modo en que el Capital se apropia del plusvalor (trabajo no remunerado a la clase obrera) es a través del trabajo asalariado. En el capitalismo, la fuerza de trabajo es una mercancía más y, mientras no eliminemos el carácter de mercancía de nuestra fuerza de trabajo, sufriremos inevitablemente las situaciones descritas más arriba: “[La clase obrera] Debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias que vuelca sobre ella, engendra simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para la reconstrucción económica de la sociedad. En vez del lema conservador de "¡Un salario justo por una jornada de trabajo justa!", deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: "¡Abolición del sistema del trabajo asalariado!".” (Salario, precio y ganancia, K. Marx).

Ahora bien, mientras no podemos todavía conseguir este objetivo revolucionario:“¿(…) la clase obrera debe renunciar a defenderse contra las usurpaciones del capital y cejar en sus esfuerzos para aprovechar todas las posibilidades que se le ofrezcan para mejorar temporalmente su situación? Si lo hiciese, veríase degradada en una masa uniforme de seres humanos desgraciados y quebrantados, sin salvación posible. (…) Si en sus conflictos diarios con el capital cediesen cobardemente, se descalificarían sin duda para emprender movimientos de mayor envergadura. (Salario, precio y ganancia, K. Marx).

 Precisamente para liquidar o encorsetar cualquier impulso de lucha incluso en el plano inmediato, la burguesía financia y subvenciona al sindicalismo integrado, auténtico seguro de vida para el capital. Y por este motivo los comunistas debemos apoyar y alentar el desarrollo de una red de lucha sindical fuera y contra el sindicalismo integrado: el sindicato de clase.

 

Capitalismo significa derroche y despilfarro

Las leyes internas del CAPITALISMO determinan que se produzca inevitablemente en exceso aquello que no se necesita mientras no se produce suficiente para satisfacer otras necesidades apremiantes, lleva a que los mismos procesos se desarrollen por duplicado manteniéndolos bajo secreto comercial, lleva a multitud de trabajos improductivos desde un punto de vista social, a toda otra multitud de trabajos antisociales (piénsese en el aparato burocrático al servicio de la dominación de la burguesía), a producir mercancías que se estropeen para poder volver a vender (obsolescencia programada), a todo tipo de negocios truculentos y, finalmente, a la destrucción periódica de las fuerzas productivas ya creadas a través de crisis y guerras.

Por ello, sólo con la revolución comunista y la abolición de la anarquía de la producción mercantil podremos eliminar toda esta redundancia y derroche de esfuerzos, eliminar todos los trabajos inútiles y antisociales, incorporar a toda la población a la producción, reduciendo así la jornada de trabajo obligatoria a una fracción mínima del día,  a través de la combinación de la obligación de trabajar con la distribución de este trabajo entre la totalidad de la población, en distintos tiempos e intensidades según la edad y otras circunstancias personales.

 

La guerra comercial lleva a la guerra militar

Mientras siga existiendo la producción mercantil capitalista y la anarquía de la producción, la oferta precederá a la demanda y se producirá más de lo que se puede vender. El desarrollo de este proceso lleva al mismo tiempo a la SOBREPRODUCCIÓN RELATIVA DE CAPITALES y a la TENDENCIA DECRECIENTE DE LA TASA DE GANANCIA.

La ANARQUÍA DE LA PRODUCCIÓN MERCANTIL produce al mismo tiempo ABARROTAMIENTOS y ESCASEZ. Si se produce mucha energía y baja el precio, entonces se retiran de la producción todas las generadoras no rentables y el resultado de la abundancia inicial es una escasez repentina, capaz de generar un APAGÓN porque la infraestructura es a la vez insuficiente y excesiva para ambas situaciones. Si se producen demasiadas mercancías entonces bajan tanto de precio que las potencias capitalistas tienen que imponer la detención de la producción y la circulación con ARRESTOS DOMICILIARIOS y CONFINAMIENTOS. Pero cuando se reanuda la circulación, donde había demasiadas mercancías, ahora hay demasiado pocas mercancías listas y demasiado pocos medios de transporte. Entonces se encarga en exceso, se disparan los precios y se satura la circulación. Hasta que se ha acumulado tanto en el destino que vuelve a haber exceso de producción y los inventarios están tan llenos que hay que vender al malbarato. Y cuando ha pasado este ATAQUE EPILÉPTICO, el capitalismo mundial vuelve a la misma situación de sobreproducción, a la espera de los nuevos ESPASMOS que tengan el efecto momentáneo de parar la caída de precios. Nada nuevo:“¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la DESTRUCCIÓN obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la CONQUISTA de nuevos mercados y la EXPLOTACIÓN más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, entonces? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas.” (Manifiesto del Partido Comunista,1848)

La presión ejercida por la sobreproducción impulsa la avalancha de mercancías hacia otros mercados. Inglaterra representó este papel hasta que fue desplazada por EEUU, los cuales ha sido desplazado actualmente por la China capitalista. El centro de gravedad del capitalismo mundial se ha desplazado a Asia. Por esto, las antiguas potencias exportadoras que conquistaban el mundo con sus mercancías, intentan levantar ahora murallas arancelarias.

A este desplazamiento, le ha acompañado la ruptura del reparto del mundo posterior a la 2ª guerra mundial y el repliegue de EEUU, forzado por las circunstancias materiales. Pero un nuevo reparto del mundo no puede hacerse sin recurrir a la fuerza y todo esto tiene el punto culminante en la GUERRA MILITAR, la solución capitalista a la crisis. En este camino se encuentra ya el mundo capitalista.

Ante la MILITARIZACIÓN creciente de la sociedad capitalista, del aprovechamiento de cualquier circunstancia por parte de la burguesía para inculcar e introducir en la población la normalidad de la guerra, la posición militante comunista es la del DERROTISMO REVOLUCIONARIO, la transformación de la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria: “El proletariado no sólo debe oponerse a toda guerra de este tipo, sino que debe desear la derrota de 'su' gobierno en tales guerras y utilizar esa derrota para una insurrección revolucionaria, si fracasa la insurrección destinada a impedir la guerra.“ (El programa militar de la revolución proletaria, Lenin, 1916).

 

Por la revolución social, por el comunismo

Actualmente, vivimos en la dictadura de la burguesía por más adornos que le pongan. Es una verdad que palpamos a cada momento en las huelgas, en los tribunales, etc. Por esto no es posible romper ni modificar el sistema de relaciones capitalistas de producción, del que deriva la explotación, sin destruir el Estado burgués. La clase obrera deberá dotarse a su vez de su propio instrumento para impedir la restauración de la esclavitud y la explotación: la dictadura del proletariado, la historia no permite un término medio. Sin embargo, este Estado revolucionario es sólo necesario en un periodo transitorio y se extinguirá siendo sustituido gradualmente por la organización colectiva de los productores libres asociados.

Para poder llevar a cabo esta tarea, la clase obrera necesita un Partido con una comprensión científica de la historia y un programa que no sea de reforma o conservación de la presente sociedad: este partido es el Partido Comunista Internacional que debe reunir la parte más avanzada y decidida del proletariado, unificando los esfuerzos de las masas proletarias dirigiéndolas desde la lucha por intereses y resultados contingentes a la lucha general para la emancipación revolucionaria del proletariado.

Es imprescindible entender que “sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario” (¿Qué hacer?, Lenin) y estudiar los fundamentos científicos del marxismo (“Trabajo asalariado y Capital”, “Manifiesto del Partido Comunista”, “Anti-Dühring”, “El Capital”, “Crítica al programa de Gotha”) junto con las lecciones sacadas por la Izquierda Comunista de la degeneración táctica-programática-organizativa de la Internacional Comunista (degeneración de la que fue copartícipe el “trotskismo”), que terminó abandonando la revolución comunista mundial en 1926 con la contrarrevolución estalinista cuyos efectos han pesado como una losa sobre la posibilidad de la reanudación de la lucha de clase.

Este mundo burgués se hunde y amenaza con arrastrarnos con él, no tenemos parches o remiendos que ponerle sino una nueva sociedad por la que luchar y vivir. Y no una caricatura de ésta con los nombres cambiados sino una sociedad verdaderamente comunista: sin trabajo asalariado, sin mercado, sin anarquía de la producción, sin propiedad privada, sin Estado, ni crisis ni guerras… en la que “el libre desarrollo de cada uno será la premisa del libre desarrollo de todos” (Manifiesto del Partido Comunista, 1848). 

 

PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL – “EL COMUNISTA” – 1º mayo 2025 – www.pcielcomunista.org – x.com/pcielcomunista

 

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